
A las cinco
Toda la mañana de ayer estuve con un dolor de cabeza que ni el café, ni el acetaminofen eliminaron. Los casos a los que llené expedientes van desde una niña con un grano de maíz descompuesto en la nariz hasta veinte puntos de sutura en la frente de un hombre agredido por su esposa en defensa propia. Eso sin contar a Don Jorge, el ex militar que cada cinco o seis días nos visita con el mismo padecimiento inexistente, que se esmera en describir para, tal vez, escapar de la soledad que representa no tener con quien hablar. Continue reading A las cinco